Kohell: Autocrítica
He terminado una novela corta sobre mi ombligo. Está mal que yo lo diga, pero es magnífica, plena de ironías. El episodio de las pelotillas veteadas de rosa es graciosísimo, aunque hay que conocer, claro, la historia original. También abundan las alusiones (un par de ellas, tremendamente retorcidas) a dos lunares que tengo en la periferia. Incluso he hecho alguna concesión a la sal gruesa, haciendo insinuaciones finamente sarcásticas sobre mi pubis.
Pero no me hago ilusiones: pocos entenderán esta obra, ni siquiera la mayoría de los críticos. Y es que el problema de la Literatura actual está en los lectores, con sus carencias, su absoluta falta de referentes.
Pero no me hago ilusiones: pocos entenderán esta obra, ni siquiera la mayoría de los críticos. Y es que el problema de la Literatura actual está en los lectores, con sus carencias, su absoluta falta de referentes.
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