Tuesday, March 07, 2006

Kohell: Las cifras de los días

El 10 de Enero, la niña preguntó, "¿hoy es el día 10?", aunque ella dijo diess, con su gracioso seseo.

Y fue recompensada por una sonrisa de sus padres, encantados de que hubiera sabido interpretar el calendario. Pero cuando empezó Febrero, ella dijo (no preguntó, ya) que era el día 32, y luego el 33, el 34...Los padres reían, y hasta exhibían ante sus amistades a la niña, que llevaba las cuentas del año, qué curioso, "¿qué día es hoy, María?", "el 68", decía ella, o el 156, o el 360.

Y llegó el 366. Y aunque todavía era curioso, ya había que explicar a los amigos que seguía las cuentas del año pasado, y allá, muy al fondo, sentían los padres el atisbo de una inquietud, y se preguntaban hasta cuándo iba a seguir aquello. En vano trataron de convencerla de que comenzara otra cuenta con el nuevo año en el que estaban, aunque consiguieron una extraña victoria: ella reformó todas sus cifras para marcar el cero en el día de su nacimiento (su padre la llamó "la reforma Mariana", aunque era un chiste un tanto amargo).

En su octavo cumpleaños ella estuvo imposible. Aquello nada significaba para ella, ¿no podían esperar? pronto cumpliría 3.000 días, igual que su padre cumpliría 14.000 dentro de nada (jamás decía "en unas semanas", "dentro de unos meses", simplemente faltaba poco o mucho o tantos días).

El juego tenía que terminar. Como fuese. Le prohibieron hablar de todo aquello.

Acabaron encerrándola.

No podían, no podían vivir así. Por alguna razón no era lo mismo tener 36 años, o estar en Febrero, que tener 13.500 días o estar en el día 2.945. Necesitaban que las semanas, los meses, se sucediesen, necesitaban el borrón y cuenta nueva que establecía el calendario de forma tan frecuente, que lavaba las desidias, los incumplimientos, que aligeraba el peso del pasado, y ofrecía el futuro en cómodos plazos, asequibles, que permitían olvidarse de la muerte.

A veces se asomaban, y la veían, de pronto, quedarse pensativa, y sabían que contaba los granos de arena. Y se estremecían.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home