Doctor Slump: Perdiéndote

Qué triste es despertarse solo, que otra vez hayas dormido en el sofá. ¿Qué nos ha pasado? Callas y me miras con tus bonitos ojos de ese modo imposible, tan fijamente que en realidad es como si no me vieses, concentrada en tus pensamientos, más allá de mí.

Desapareces durante horas y no sé dónde estás; te llamo y no respondes. Y cuando te dignas mostrarte no dices nada, no das explicaciones. Ya no nos comunicamos, no nos divertimos como antes. Te aburres conmigo, ¿verdad? Estás tumbada, infinitamente perezosa, tan distante, y temo que si me acerco a ti me rehúyas. Incluso cuando acaricio tu cuerpo tengo la sensación de que... sí, de que estás haciéndome un favor, que por esta vez permites que te toque, que sea el instrumento de tu placer.

Y recuerdo con nostalgia nuestros juegos, nuestras charlas, nuestra complicidad, la alegría con que venías a recibirme cuando llegaba a casa. Y no sé qué ha pasado.

Bueno, voy a llevarte al veterinario por si acaso, pero la próxima vez me compro un perro, te aviso.