Saturday, March 11, 2006

Doctor Slump: Amistad

Eran amigos desde siempre. Una amistad leal y firme, pura como únicamente alcanzamos a ver en los cuentos. De comprensión y respeto, de intimidad y entendimiento, de cariño. Muchas otras personas entraron y salieron de sus vidas; fugaces a veces, también importantes. Sólo ellos dos estuvieron siempre ahí, para recoger los pedazos cuando hizo falta, para compartir las alegrías cuando las hubo.

Han pasado los años. El mundo no es tan joven como antes. De pronto una mañana ella es madre y él peina canas. El café humea.

- Me parece que hoy te lo voy a confesar: durante mucho tiempo estuve enamorada de ti. Pero ya lo sabías, ¿verdad?

Él palidece terriblemente, enferma, se habría caído de no estar sentado; está tan aturdido que por un instante no recuerda dónde está. Hay palabras que pueden decidir un destino, y acaba de escuchar las suyas.

- ¿Cómo me lo dices ahora? -consigue responder-. Yo habría... ¡habría matado por estar contigo!

Liberado al fin del secreto que marcó su vida, empieza a hablar, torpe al principio, incontenible ya, y, al hacerlo, no puede evitar que una llamita de esperanza se encienda en su pecho, como el color en sus mejillas. Alza la vista y la mira a los ojos. En los suyos hay pasión; en los de ella, compasión. La esperanza se apaga. La cobardía se paga.

Llora amargas lágrimas y no imagina que pueda encontrar jamás consuelo para su tragedia. Ella le sostiene la mano, sonríe dulcemente y piensa que la suya es la única historia de amor perfecta que ha habido.

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