Doctor Slump: Qué bellos es vivir
James Stewart corre por las calles. Un ángel le ha salvado: le mostró lo importante que era para sus vecinos y qué sería de ellos sin su apoyo. Ahora ya no quiere matarse. Es un bastión, un gran hombre, un hombre importante, y entiende por fin que vivir es estupendo. ¡Bien por el ángel!
Manuel López, en cambio, es un tipo sencillo, humilde, que no es pilar de nada. Tiene algunos amigos, no demasiados, que lamentarían su muerte pero no se hundirían. La empresa en la que trabaja seguiría dando beneficios sin él. El casero de su piso encontraría rápidamente un nuevo inquilino. Su voto no cambia los resultados electorales, la macroeconomía no depende de sus cifras, y en general no se puede decir que haya aportado gran cosa al mundo. No ha plantado un árbol, aunque le gusta pasear por el campo, ni escrito un libro, aunque lee bastante, y no tiene hijos. Y sin embargo no piensa en suicidarse: se considera especial, único, disfruta del milagro de existir y es razonablemente feliz. Piensa que el objetivo de la vida es, simplemente, vivirla.
Lógicamente un ángel, el mismo de antes, acaba de empujarle a la vía cuando pasaba el metro.
Y es que Dios será inescrutable pero los ángeles son implacablemente coherentes.
Manuel López, en cambio, es un tipo sencillo, humilde, que no es pilar de nada. Tiene algunos amigos, no demasiados, que lamentarían su muerte pero no se hundirían. La empresa en la que trabaja seguiría dando beneficios sin él. El casero de su piso encontraría rápidamente un nuevo inquilino. Su voto no cambia los resultados electorales, la macroeconomía no depende de sus cifras, y en general no se puede decir que haya aportado gran cosa al mundo. No ha plantado un árbol, aunque le gusta pasear por el campo, ni escrito un libro, aunque lee bastante, y no tiene hijos. Y sin embargo no piensa en suicidarse: se considera especial, único, disfruta del milagro de existir y es razonablemente feliz. Piensa que el objetivo de la vida es, simplemente, vivirla.
Lógicamente un ángel, el mismo de antes, acaba de empujarle a la vía cuando pasaba el metro.
Y es que Dios será inescrutable pero los ángeles son implacablemente coherentes.
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