Wednesday, March 15, 2006

Gurb: El pitufo número siete

Fue un volantazo mal dado. Aquel tío conducía como una puta tortuga, y si, joder me piqué y me puse a adelantar en una puñetera curva. Venía un camión, uno de esos de reparto, todo hecho una mierda. Y eso, di un volantazo a la derecha para esquivarlo, y me pasé, el coche se puso a dos ruedas y luego volcó. ¡Joder, que ostia!. Que pedazo de ostia. Choque contra el puto camión con el techo del coche. El audi quedo todo hecho una mierda, y yo pues... ¿has oído alguna vez eso de que ves pasar toda tu vida ante ti cuando te mueres?

-Si tío, en la tele.

-Pues una mierda. ¡Una mierda! Como te lo digo. Joder, solo sentí un empujón, un crujido, algo de dolor, solo un poco, y un vacío, como cuando te ahogas por una patada en los huevos.

-¡Buf! Si, ya te entiendo.

Y luego... luego, es como un papel viejo, y se rasga. Pero no es papel, es todo el mundo que se rasga y lo atraviesas, y ya no sientes dolor ni te ahogas, ni nada. Y miras y ves tu coche ahí abajo jodiéndose de lo lindo dando vueltas de campana, y joder, dices tu: ¡OSTIA! Pero no hablas ya no puedes hablar tío, y te acojona porque no solo ves tu coche, es que ves todo el mundo, miras lo que quieres y lo ves.

-¿Todo? ¿La China?

Cualquier sitio. Estás ahí arriba y miras y es que lo ves todo, con solo mirarlo ves el sitio que quieras, y en cualquier momento. Como que me estaba viendo salir al curro a toda ostia porque iba tarde, veía la ostia y veía mi propio y jodido entierro. Casi te digo que hasta tenía gracia. No se como pero tenía gracia, joder.Y bueno, al poco todo se desenfoca y se ve más oscuro. Ya no ves ningún sitio, ningún tiempo, todo es cada vez más espeso y oscuro, hasta que ya no ves una puta mierda, nada.

-¿Y te mueres?

No. Estás allí, como flotando no sabes donde, y empiezas a pensar ¿Joder que mierda es esta? Y te acuerdas de cosas porque ya no ves nada. Y luego, así de pronto, como de golpe, ¡la luz! Ves una luz brillante que te ciega, y todo huele mogollón ,como esgerao a estiércol, y a sudor, y a pedo, joder algo apestoso, y todo suena así como muy agudo: Ñieeeeck ÑIEEEECK,!!!

-Joder que miedo. ¿no?.

-Si tío, y resulta que me pongo a gritar, a pedir socorro y tal... ¿no? ¿me entiendes?
Y ¡coño! tócate los cojones que no puedo hablar, en vez de voz me sale un chillido horrible, un gruñido, y me doy cuenta que tengo los dientes enormes en la boca y la lengua se mueve como si fuera mogollón de larga... joder macho acojonante; me doy cuenta que soy un puto cerdo, un marrano. ¡UN GORRINO DE MIERDA!

-A ver... vosotros dos: como me montéis bulla vais a la puta calle.

-Tranqui jefe, no pasa na. Sigue tío ¿Qué más viste?

-Pues estaba allí, y eso, que era un cerdo, y veo que llega un tío, pero lo veo muy mal hasta que está cerca, y el tío es así, como muy raro: azul como un pitufo y va desnudo del todo pero no tiene polla, y la cara afilada y estrecha, como las caretas que usan los negros de África pa bailar, y va el tío y me mira y dice: Mira “siete” otro cerdo, este es tuyo

-¿Siete? ¿Te llamo siete?

-No el “siete” era otro puto pitufo, que venía detrás y que tenía la cara igual. Oye: ¿te queda un cigarrito?

-Que va, estoy pelao.

-Que mierda.

-Venga, sigue con lo del pitufo.

-Si, pues el tal “siete” va y me agarra como con un gancho, que me lo clava el tío. Que duele que no veas y, ¡coño! el tío que tira, y yo, con un acojone de la leche que me iba cagando, y tengo que ir con el pitufo, y va y le dice al otro: “Es del veinte, casi todos tienen un cerdo de tótem en el veinte”

-¿Un tótem? ¿Cómo el de los indios?

-Que se yo tío; yo iba muy acojonao, y veo que me lleva como a un almacén, y está todo lleno de jaulas, y pasan por allí, otros pitufos, ¡pero mogollón de ellos tío!, y todos con un bicho, uno con oso, otro con un perro, pasa uno con una culebra enorme a cuestas, hasta con un elefante de esos, enorme, como del circo, y veo que los meten a todos en jaulas.

-¿En jaulas?

-Si, había jaulas a miles, a millones. Era como si solo hubiera jaulas, hasta el suelo parecía hecho de jaulas apiladas. Y ¡ostia! Que yo que veo que me lleva a una que ya estaba abierta, y me digo yo: “los cojones”, y cojo y doy un tirón que le alcanzo la pierna al jodío pitufo, y le arreo un mordisco que le llega hasta el hueso. ¡Me cago en to!, el tío que suelta el gancho del mordisco, y yo voy, y echo a correr a toda ostia, no se pa donde, pero ¡joder! corriendo a TODA OSTIA, JODER!

-Joder. ¡QUE FUERTE MACHO!

-Os avise gilipollas, a la puta calle y no me volváis por aquí, que no os vuelva a ver la puta jeta, drogaos.

-Anda ya cabrón que te jodan.

-Muérete joputa. ¡Que te sabe el güisqui a meaos!

-¿A que todavía os voy a tener que dar una ostia.

-Anda vámonos a otro bar que aquí ya huele.

-Vale, pero cuéntame otra vez lo de los pitufos.

-Si tío, como que eran azules, unos jodidos...

-Que cabrones los pitufos.

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